En este 28 de noviembre de 2020 La 9 de anon, nos recuerda que Julian Assange hace 10 años empezaba a publicar en WikiLeaks material reservado.

Material que destapaba una serie de entramados, desmanes y oscuros episodios por parte de las democracias más «ejemplares» de este planeta.
Esas revelaciones se publicaron en grandes medios de comunicaciones de todo el mundo. El mundo ha cambiado mucho en estos 10 años. Y esos mismos medios de comunicación son los que hoy en día no se hacen eco de la suerte que corre Julian Assange ni el juicio al que es sometido.
Juicio que quiere ser un aviso a navegantes. Reveladores de secretos similares del futuro de las «democracias ejemplares».
Reproduzco aquí el texto de La 9 de anon (el original aquí) que ha compartido en forma de «mail-bombing» con no sé que medios (ni quiero saberlo…)

Hoy se cumplen diez años de una de las mayores filtraciones de la historia, la filtración de Cablegate. Y aunque todo el mundo guarda el nombre de Julian Assange en su memoria, apenas nadie se interesa ya por su suerte.
Hoy hace diez años, algunos de los periódicos más importantes e influyentes del mundo publicaban al mismo tiempo parte del contenido de aquellos documentos Chelsea Manning había entregado a WikiLeaks, y en adelante seguirían publicando documentos y documentos de esa misma fuente sin sufrir represalias de ningún tipo. Mientras tanto, a Julian Assange se le preparaba una encerrona con el objetivo final de poder extraditarlo a los EE. UU. para ser juzgado por espionaje.
Ninguno de estos medios de comunicación dedicó un solo minuto de su tiempo a reconocer el trabajo que había detrás de todas aquellas exclusivas con las que se estaban lucrando, ni volvió la vista atrás para defender a Julian Assange… su fuente. Al contrario: dedicaron lo que en otros tiempos hubiesen sido ríos de tinta a criticar a la persona que hizo posible que esa información se hiciera de dominio público y llegara en exclusiva hasta sus redacciones, y se lavaron las manos. Los nombres de estos medios de comunicación son: The Guardian, El País, Der Spiegel, The New York Times y Le Monde. David Leigh y Luke Harding son los nombres de los periodistas de The Guardian que condenaron a su colega Assange a una vida de aislamiento y persecución haciendo pública la contraseña a todos los documentos (https://wikileaks.org/Guardian-journalist-negligently.html). Nunca debéis olvidar sus nombres.
Somos la 9ª de Anonymous, y hoy llegamos hasta la bandeja de entrada de tu correo para denunciar uno de los mayores escándalos de la historia reciente en lo que a libertad de expresión y de prensa se refiere. Este correo no lo has recibido solo tú, este correo lo han recibido cientos de miles de personas que, como tú, seguramente no acaben de entender cómo nos hemos podido colar hasta aquí. ¿Sabes quién dedicó su vida a luchar por la protección de la privacidad de personas como tú? Sí, exacto. Otra vez Julian Assange.
Si nosotras nos hemos infiltrado hoy hasta aquí es porque las grandes empresas van ganando la batalla por el derecho sobre tus datos personales en Internet, y lo que pase con ellos, más allá de llenarles los bolsillos, les importa una mierda. Tanto, que como puedes comprobar no están protegidos.
Hoy Julian Assange está siendo juzgado sin garantías en el Reino Unido en el que algunos llaman el “juicio del siglo”. El juicio del siglo, como no podía ser de otra manera, es un juicio político. Y aunque en un primer momento este juicio iba a ser retransmitido en privado para que varias organizaciones de derechos humanos y observadores internacionales pudieran ser testigos, finalmente no ha sido así. El “juicio del siglo” se está llevando a cabo a puertas cerradas, y podría celebrar su última audiencia en los EE. UU. con una sentencia final de muerte o cadena perpetua bajo la Ley de Espionaje de 1917.
A la sala donde se celebra la audiencia sólo pueden acceder como público cinco familiares de Assange. A parte, únicamente hay otros cinco huecos. En estos casos, la estrategia siempre es la misma: grupos de influencia que no están interesados en que se haga público lo que sucede entre esas cuatro paredes ponen a personas afines a hacer cola desde primera hora de la mañana para copar esos pocos espacios. Y así, de paso, dejan al acusado sin el calor del apoyo social. Lo aislan un poco más. Por suerte, esta estrategia es vieja y los observadores internacionales, que tendrían que tener un sitio asegurado, se levantan de madrugada y, tras horas de espera, consiguen hacerse con algún sitio. Demasiado fatigados para seguir con atención el caso, están presentes al fin y al cabo.
Julian Assange, encerrado en una jaula de cristal, física, mental y anímicamente agotado, tiene que arrodillarse cada vez que quiere comunicarse con sus abogados. Esta humillación, que llega tras meses de aislamiento e informes médicos que alertan de que su estado de salud es crítico, tiene lugar mientras en las redacciones de The Guardian, El País, Der Spiegel, The New York Times y Le Monde los periodistas siguen sus carreras sin echar la vista atrás. Mercenarios de la información canturrean mientras siguen robando las historias de otros, ajenos a todo el sufrimiento sobre el que se han elevado.
Julian Assange no está solo, pero está silenciado. Por eso nos dirijimos a ti. Para que sepas lo que está pasando, para que busques información en línea, para que se hable del llamado “juicio del siglo” en todas las redes sociales. Para que el juicio se desarrolle con garantías, para que dejen de someter a Assange a tratos vejatorios. Para que impidamos la amenaza de su extradición, para que evitamos su condena a muerte o su condena a una vida de absoluto aislamiento en la ADX Florence. Porque en este último caso, tampoco sobreviviría.
Para que Julian Assange sea liberado de inmediato.
Sé parte de la resistencia. Comparte este mensaje.
Inglorious /b/asterds
